miércoles, 6 de mayo de 2009

Himno de Fiestas de Alcoy

El pasado 21 de abril de 2009 tuve el privilegio de dirigir el Himno de Fiesta de mi ciudad natal, Alcoy. Desde mi designación el 22 de octubre de 2008 he sentido el afecto de quienes me quieren de una forma más intensa y también el respeto de quienes no me conocian. En Alcoy, el Himno y la Aparición de San Jorge son los actos que más alcoyanos y visitantes congregan en un sólo lugar: la Plaza de España. Yo quería disfrutar el acto, estar alegre y contagiar esa alegria a los músicos y al coro, que es todo el público. Tenía miedo de que el mismo me devorase. En las tres ocasiones que había desfilado en la Entrada de Músicos llegué a la Plaza con lagrimas en los ojos. Por nada quería que me ocurriese eso y bien que me costó. El pasacalle fue una muestra de cariño enorme por parte del público, fue un pasillo de aplausos, saludos, besos y gente emocionada. Afortunadamente, la banda con quien desfilé la Música Vella d´Alcoi llevaba un pasodoble contexto que aprovechaba para cantar bien fuerte y recobrar la serenidad.

Cuando llegué a la Plaza de España me recibieron el concejal de Fiestas y los Vicepresidentes de la Asociación de San Jorge y me acompañaron hasta el zaguan del Ayuntamiento. Ahí pude estar un momento solo que me permitió retomar el pulso. A continuación me llevaron ante la tribuna de autoridades donde recibi la batuta de manos del Sant Jordiet y este a su vez del ex alcalde de Madrid D. José María Alvarez del Manzano. Tras saludar fuí al podio, saludé a los músicos, al coro y a Alcoy y empecé a dirigir el Himno del Maestro Barrachina.

Hasta ese momento estaba tranquilo pero cuando empezó a sonar la música se me dispararon las pulsaciones y sentí una fuerza enorme, tan grande como tan solo había sentido otra vez en mi vida: cuando dirigí en Stuttgart el segundo movimiento del Requiem Alemán de Brahms.

He recibido muchas felicitaciones, incluso de gente que no conozco que me para por la calle y por muchos motivos: por la fuerza, por la emoción, por dirigir al coro y al público de la Plaza y de los balcones.

Tras el Himno recibí los saludos de amigos y despues fui con mi familia a la Filà Vascos a cenar la "olleta de music". Cinco vascos me escoltaron hasta la Filà donde fui recibido con todos los miembros en pie y con un emotivo aplauso. El Primer Tró, Mata, me hizo entrega de un cuadro con una batuta y el escudo de la Filà Vascos. Mi agradecimiento a mi Filà y a la Musica Vella por acogerme en un día tan importante.
Verdaderamente ha sido un privilegio si bien sigo pensando lo mismo que en un artículo, que está en este mismo blog y que publiqué hace ya dos años, respecto a la desconsideración de la música respecto a las otras artes.