domingo, 21 de octubre de 2007

La belleza de la Idea

Artículo publicado en la revista de la Escuela de Arte de Ciudad Real "Informarte"
Todos quienes tenemos algo que ver con alguna manifestación artística nos hemos preguntado alguna vez qué tenemos en común, qué une o distingue a pintores, escultores, poetas, músicos, arquitectos, fotógrafos…Cada arte tiene unas características que la hacen diferente de las demás, bien por los materiales que le son propios, por el grado de abstracción o concreción, por la posibilidad de apreciarla total o parcialmente, por la exigencia al espectador de memoria que le permita codificar la información como sucede con la música, etc. El tema es complejo y las posibles respuestas a la pregunta inicial más aún, no podemos obviar que las discusiones estéticas han traído de cabeza a filósofos y artistas desde la antigüedad.

El nexo común a los artistas es la IDEA, la abstracción.

Tengo el convencimiento de que una idea puede ser expresada de formas muy distintas dependiendo de los recursos que a cada arte le son propios.: la madera, el barro, el hierro, el color, el sonido, el volumen, etc., pueden concretar una idea como por ejemplo “contraste” de maneras diversas. Así, un músico podría hacer sonar dos notas, una aguda y otra grave o bien, una fuerte y otra piano.

En las clases del compositor Javier Darias habíamos estudiado armonía, contrapunto, orquestación y análisis musical , estudios que ya duraban ocho años y que nos conducían a la composición musical. Durante el curso 1990-91 se analizaban en clase las corrientes musicales y artísticas del Siglo XX, visualizábamos diapositivas de obras artísticas, escuchábamos música, leíamos partituras y ensayos sobre la música de nuestro tiempo. Darias trataba que conociéramos el arte de nuestro siglo, insistiendo sobre todo en el Arte Conceptual, que reivindicaba la belleza de la idea rehuyendo incluso la plasmación física de la misma. Nos hablaba de Marcel Duchamp, de su influencia en el compositor John Cage, quien a la vez influía en Juan Hidalgo, este en Darias y él en nosotros.
Un día en clase nuestro Maestro propone que partiendo de la obra de Juan Hidalgo titulada “Una Carta a David Tudor”, elaboremos diversas obras:
Conceptuales
Poéticas
Plásticas
Musicales
Poesía Visual

La carta es una obra conceptual, escrita en un idioma inexistente que a veces parece inglés pero que carece de significado alguno. La obra musical no costó demasiado esfuerzo, pues todos los alumnos creamos diversos “métodos” compositivos partiendo de la Carta, (la obra musical creada por Javier Santacreu fue finalista en el Premio de Composición de la Sociedad General de Autores y Editores).
Las obras plásticas y poéticas me supusieron una auténtica conmoción. Si quería ser compositor qué hacía trabajando con materiales y elementos expresivos que me eran ajenos. No lo entendía. Esta prueba estuvo a punto de hacerme abandonar los estudios con Javier Darias. Afortunadamente no lo hice, su autoridad musical plasmada en maravillosas obras sinfónicas y su convencimiento en mostrarnos con más orgullo si cabe las obras conceptuales que las sinfónicas me hicieron seguir a su lado.
Durante dos cursos escolares, el tiempo poco importa a Darias sino el resultado final, estuvimos trabajando en unas obras que culminaron en un libro titulado “Una Carta a David Tudor”, resultado de muchas convicciones como “la belleza de la idea” o “la interdisciplinaridad en la formación artística”, que han hecho que un grupo de estudiantes, hoy ya magníficos compositores, hayan conocido, respetado y trabajado con los materiales de disciplinas ajenas a nosotros. Y todo a partir de una idea.