jueves, 9 de febrero de 2012

Me preocupa II. Es el momento de recuperar las humanidades.

He leído durante el fin de semana dos artículos que me han hecho reflexionar. El primero de ellos es de Lucía Méndez y fue publicado el sábado 4 de febrero de 2012 en EL MUNDO. El segundo pertenece a Jordi Soler y apareció el domingo 5 de febrero de 2012 en EL PAÍS.

Lucía Méndez cita en su artículo “Más Tolstoi y menos PowerPoint” al profesor Jordi Llovet y al libro que supone su despedida de la universidad “Adiós a la universidad - El eclipse de las humanidades” (ed. Galaxia Gutenberg). Este profesor dice que ha tenido alumnos en la universidad que nunca habían oído hablar de Kandinsky ni han escuchado una sinfonía de Mozart. Sostiene que los “planes de estudio de secundaria han llevado a este país a la ruina cultural”. Añade:  los alumnos manejan maravillosamente el power Point pero no saben leer ni escribir.”

A esto tengo algo que añadir como profesor de coro y orquesta en un conservatorio profesional: Los alumnos que estudian música no suelen escuchar música clásica. ¿Cuántos de nuestros alumnos asisten regularmente a conciertos, escuchan radio clásica, compran discos o escuchan música?. Muy pocos. Los planes de enseñanza desde la LOGSE han eliminado la necesidad de estudiar, el hábito del esfuerzo que es lo que acaba haciendo a un músico: somos atletas de nuestro instrumento y eso requiere tiempo, esfuerzo, priorizar esta actividad frente a otras. Ahora los alumnos asisten a clase durante un número interminable de horas. Si sumamos las horas que pasan en el colegio y las del conservatorio, añadimos las que hacen los deberes, los desplazamientos, el tiempo necesario para comer y dormir… ¿Cuándo pueden estudiar o escuchar música?, o peor aún ¿Cuándo pueden jugar y descansar?.

Estoy convencido de que somos producto de una sociedad que ha sustituido lo importante por lo urgente. Tal vez no sabemos priorizar lo importante y nos quedamos en lo superficial. Esto me lleva al segundo artículo del que hablaba antes, titulado “El canon económico de la vida”. Me ha hecho reflexionar y me reconozco en el personaje “multitarea” que describe el escritor Jordi Soler, que dice:

Es necesario frenar, poner a raya la multitarea, hacer actividades que no representen ninguna ganancia, no expandirse ni crecer y quitarle a la vida esa connotación dineraria. Hay que generar ese espacio de silencio.

Y añade, …”Los niños que ya han nacido con el chip de la multitarea, hablan entre ellos mientras juegan al FIFA en la PSP y simultáneamente ríen los gracejos de Bob Esponja en la Televisión.

Por ejemplo, una actividad tan simple como oír música, que antes consistía en poner un disco, servirse un trago y sentarse en un sillón a escuchar, hoy ha sido arrollada por la multitarea, todos la oímos enchufados a unos audífonos mientras nos desplazamos de un lado a otro ejecutando otras actividades. La música ha dejado de ocupar la parte central, ahora es un fondo, un ambiente, un elemento más del paisaje frenético que nos rodea.

Pues créanme, me reconozco en esto último. Yo era de los que iban a comprar un disco, comparaba versiones, estudiaba las duraciones, los intérpretes y los sesudos estudios comparativos de las revistas Ritmo y Scherzo, después iba a casa y dedicaba tiempo a escuchar lo comprado reiteradamente. ¿Cómo he podido dejar perder eso que es verdadera calidad de vida?. Si yo, que perdí el hábito adquirido, dedico poco tiempo a escuchar música ¿que van a hacer los alumnos?.

Celebro haber leído estos artículos y agradezco a sus autores las reflexiones que nos han hecho. Últimamente leo artículos de un carácter parecido que me hacen pensar que no soy un bicho tan raro. Esta acumulación de escritores que nos alertan sobre lo que estamos perdiendo no tiene nada que ver con la amargura de gente que añora un pasado mejor. De esto habla el panfleto “el intelectual melancólico” de Jordi Gracia publicado en Anagrama. A veces he pensado que soy muy joven para añorar tantas cosas. Como músico añoro tener la actividad y el reconocimiento, escaso siempre en España hacia sus músicos,  de hace unos años. Añoro a un público sensible y dispuesto a colaborar con los intérpretes.

Me pregunto qué tiene que ocurrir para que cambien el sistema de valores, para que nos quedemos con lo mejor de nuestro tiempo y no perdamos lo mejor del pasado. ¿Un seísmo destructor, una quiebra económica,  una guerra, una hambruna?. Todos en la sociedad tenemos una responsabilidad pero aún la tienen más quienes han dado un paso adelante para optar a gobernarla. Deseo que, por el bien de todos, los partidos dejen de ser eso, partidos, y pasen a sumar voluntades y a trabajar y conseguir una sociedad mejor, no sólo más rica y más desarrollada tecnológicamente sino más culta. No es tiempo de gobernar haciendo vendetta, borrando del mapa lo que otros han legislado. Es momento de atender a lo importante y no a lo urgente. Es el momento de recuperar las humanidades.